Estrategias del póker

Consejos y tácticas del póker

Se suele decir que el póker es fácil de aprender, pero complicado de dominar. En esta página encontrarás consejos que te ayudarán a convertirte en un jugador de póker ganador; incluye estrategias y consejos generales sobre póker para nuevos jugadores, así como también conceptos más avanzados para tener en cuenta una vez que domines los aspectos básicos.

Consideraciones básicas sobre estrategias del póker

Decisiones para el nuevo jugador de póker

Decide si quieres jugar al póker para ganar o para divertirte. Jugar a un nivel sistemáticamente ganador requiere tiempo y esfuerzo. En otras palabras, requiere trabajo. No hay nada malo en jugar al póker por diversión, pero no hay ninguna razón para planear perder, incluso si estás jugando por diversión. Decidir qué tipo de jugador de póker quieres ser antes de empezar te facilitará tus decisiones y tus sesiones.

Tomar buenas decisiones para obtener buenos resultados

Incluso los mejores jugadores de póker del mundo pierden dinero en algunas sesiones. No cometas el error de esperar ganar cada vez que juegues. Tu objetivo debería ser jugar lo mejor que puedas en cada sesión. Si lo haces, las cartas y los beneficios irán mejorando mientras tú también mejoras.

Muchos jugadores cometen el error de juzgar su habilidad como jugadores de póker según los resultados de cada sesión. Tu objetivo siempre debería ser realizar la mejor jugada posible. Cuanto más te acerques a esto, mejores serán tus resultados.

Las matemáticas del poker

El poker es un juego matemático y un juego de información incompleta. Puede sonar complicado, pero en realidad no lo es. En un nivel muy básico, una jugada ganadora en el poker comienza con la selección de manos que vas a jugar. Si juegas con la mejor mano más a menudo que tus oponentes, ganarás más veces que tus oponentes.

Más allá de las manos iniciales

La selección de manos iniciales es muy importante, pero es solo una pieza del rompecabezas de la estrategia de póker. Una vez que hayas dominado las directrices sólidas de la mano inicial y entendido cómo cambian dependiendo de tu posición en la mesa, la siguiente área en la que deberías trabajar es tu juego durante el resto de la mano. Lo que diferencia a los jugadores profesionales de los principiantes es que los jugadores profesionales suelen jugar mucho mejor que sus oponentes durante el resto de la mano, una vez tomadas las decisiones de la mano inicial.

Esto es especialmente cierto con las decisiones tomadas al final de cada mano. Estas habilidades implican calcular las probabilidades con relación al pozo, reconocer patrones de apuestas, tirarse un farol y hacer buen uso de la posición. Los años de práctica necesarios para dominar el juego medio y final merecen la pena, porque incluso las pequeñas mejoras de las habilidades de un jugador pueden tener un gran impacto en las ganancias a lo largo de la vida del jugador. Una excelente manera de aprender es usar los recursos gratuitos que ofrece IntelliPoker, donde encontrarás cientos de oportunidades para practicar y mejorar tu juego.

Evitar el tilt (perder el control debido a las emociones)

Otra metahabilidad que debe formar parte de la estrategia de un jugador de póker ganador es evitar el tilt. Tus oponentes usarán tus emociones contra ti, pero solo si tú lo permites. El juego emocional desemboca en malas decisiones y pérdida de dinero. Cualquiera puede perder el control y enfadarse, y a veces, la única manera de solucionarlo es tomándose un descanso. Puedes hacerlo tranquilamente; la partida seguirá ahí dentro de diez minutos. De hecho, también seguirá ahí mañana.

Consideraciones más avanzadas sobre estrategias de póker

Diferentes estilos de juego

Una de las características por las que el póker es un juego tan fascinante es la gran variedad de enfoques, estilos y formas de jugar diferentes. La mayoría de los estilos se pueden desglosar en una combinación de los siguientes:

  • “Conservador”: se trata de un enfoque que apuesta a la prudencia, jugando relativamente pocas manos sin asumir demasiados riesgos.
  • “Arriesgado”: lo opuesto a lo anterior; se juegan muchas manos con más inclinación a las apuestas.
  • “Agresivo”: se trata de un enfoque de muchas apuestas, en el que se abren pozos y se apuesta a lo grande para presionar a los demás.
  • “Pasivo”: lo opuesto a lo anterior; se iguala más a menudo en lugar de apostar, y se da lugar a que el contrincante decida cómo se desarrolla la acción.

Piensa en tu propio enfoque cuando juegas al póker. ¿Crees que alguno de los términos anteriores te describe?

Si tu respuesta es “todos y ninguno”, estás en lo cierto. La habilidad para “cambiar de marcha” y alternar entre varios estilos en la mesa de póker es sumamente útil, ya que si te apegas demasiado a un mismo estilo, te volverás predecible. No obstante, recomendamos a los jugadores que están iniciándose en el póker que intenten centrarse en la combinación “conservador-agresivo”.

Adoptar este estilo te permitirá sentirte cómodo al apostar agresivamente, lo cual es fundamental para el éxito a largo plazo; al mismo tiempo, intentar jugar sobre todo manos buenas antes del flop te ayudará a disciplinarte y te evitará demasiadas situaciones difíciles con manos malas. A medida que vayas ganando experiencia y mejorando tu juego, podrás relajarte y cambiar de estilo, pero siempre debes intentar mantener la agresividad.

Comprender la importancia de la posición

El dealer, o “botón”, normalmente es el último jugador en actuar en una ronda de apuestas. Actuar último es una ventaja táctica, debido a que ya sabes cómo jugaron tus contrincantes. La posición de dealer cambia en cada mano, así que todos los jugadores compartirán esta ventaja para garantizar un juego equitativo.

Para utilizar esta ventaja táctica a tu favor, normalmente es recomendable jugar más manos mientras estás en una de las “últimas” posiciones (p. ej., después de que haya jugado la mayoría) que cuando estás entre las “primeras”. Los buenos jugadores suelen distender el nivel de exigencia de la mano inicial en las últimas posiciones, ya que el beneficio extra de la posición les brinda más flexibilidad y más opciones durante el desarrollo de la mano.

Si te enfrentas a contrincantes que tienen que actuar antes que tú, se dice que “tienes ventaja” sobre ellos, mientras que ellos “juegan con desventaja”. Esta ventaja puede ser muy importante.

Asegurarse de que los engaños valgan la pena

Siempre es importante elegir una buena mano, como lo es comprender que a cuantos más jugadores te enfrentes, más posibilidades habrá de que al menos uno de ellos tenga una mano fuerte. Pero también hay casos en que un engaño oportuno puede hacerte ganar un pozo que, de otro modo, perderías.

Cuando un jugador de póker recurre a un engaño, ¿qué intenta conseguir? Intenta lograr que su contrincante se retire con la mejor mano. ¡Así de fácil! En casi todos los juegos de póker, la mayoría de las manos serán inservibles y querrás retirarte antes del flop, o serán malas y no querrás jugarles demasiadas fichas. En esos casos, los engaños cobran importancia, ya que te dan una segunda oportunidad de ganar.

Un engaño exitoso convencerá a tu contrincante de que tienes cartas ganadoras, por eso es importante tener en cuenta cómo se ven tus jugadas. Si de verdad tuvieras las cartas que querrías hacerles creer que tienes, ¿habrías jugado la mano tal como lo hiciste? ¿Es coherente y lógica la “historia” que estás contando con tus acciones en la mesa?

Al engañar, asegúrate de analizar detenidamente toda la mano para ver si la historia que estás contando tiene sentido. Si te decides a apostar sin más, como tu última esperanza de ganar el pozo, entonces es muy probable que un contrincante inteligente adivine tu intención.

Conocer tus probabilidades y outs

Las probabilidades son una manera de expresar la posibilidad de que algo suceda. Al lanzar una moneda, por ejemplo, hay un 50 % de probabilidad de que toque “cara” y un 50% de que toque “cruz”; podríamos decir que es una probabilidad uno a uno (1/1 o 1 a 1). Por cada vez que toca “cara” existe la probabilidad de que también toque “cruz”. Ahora piensa en las probabilidades al lanzar un dado de seis caras: por cada vez que toca un seis, existe la posibilidad de que toque cualquier otro número cinco veces. Entonces, las probabilidades de que toque un seis pueden expresarse como 5/1.

Ahora analicemos una situación común en un juego de póker: tienes cuatro tréboles y esperas que salga ese último trébol en el river para formar color y ganar el pozo. Hay 13 tréboles en una baraja de 52 cartas; dos de ellos están en tu mano y hay otros dos en la mesa, por lo que quedan nueve tréboles. Si descontamos las dos cartas de tu mano y las cuatro de la mesa, quedan 46 cartas que podrían llegar en el river, nueve de las cuales te harían ganar el pozo. Esas nueve cartas se conocen como “outs”.

Entonces las probabilidades de formar color son 37/9 (con 37 cartas de 46 no formarás color, pero con nueve sí lo puedes hacer). Esta relación de 37 a 9 y, por lo tanto, tus probabilidades de formar color, son de aproximadamente 4 a 1.

Calcular las probabilidades con relación al pozo

Utilizaremos el ejemplo anterior para analizar las “probabilidades con relación al pozo”; la relación entre las fichas que puedes ganar frente a las fichas que necesitas poner en el pozo.

Supongamos que estás mano a mano ante un contrincante, esperando recibir el último trébol en el river. Ya hay 10 en el pozo y tu contrincante apuesta sus últimas 10. Puedes igualarlas, esperando recibir el trébol, o retirarte. ¿Cuál sería la jugada correcta? Sacar las cuentas es más fácil de lo que crees.

En este caso, tienes que pagar 10 para intentar ganar 20; las probabilidades con relación al pozo son 2 a 1. Pero como ya sabemos, las probabilidades de que formes color están más cerca del 4 a 1. Asumir un riesgo de 4/1 por un premio de solo 2/1 es un mal juego, deberías retirar tu proyecto de color.

¿Pero qué pasaría si en el pozo ya hubiera 90 cuando tu contrincante pone sus últimas 10? En este caso, tendrías que pagar 10 para intentar ganar 100; las probabilidades con relación al pozo son exactamente 10 a 1. Asumir un riesgo de 4/1 por un premio de 10/1 es una jugada inteligente, y en ese caso deberías igualar.